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jueves, 23 de enero de 2014



El sudor corre por tu rostro, las gotas no se sienten y el calor de la pieza está sofocándote, todos sudan junto a ti, los hombros se refriegan y el humo de la pipa de marihuana sale de boca en boca, los ojos se encuentran perdidos, sus contornos más morados y profundos que de costumbre;  te paras con fuerza pero aun así tus movimientos se notan un poco tardíos, abres la puerta y te hacen cerrarla de inmediato con tal de que nada de aquel placer se escape. Frente a ti otra puerta, tocas y alguien hace fuerza por la contra parte, llamas y dices tu nombre, te abren de inmediato y ves una escena similar, pero con menos gente, fumas unas bocanadas más y te dejas  llevar por el buen rato, el buen rato y el calor. Decides salir, la gente mira demasiado la lata de cerveza posada en una de tus manos, sales de la habitación y bajas las escaleras, hay mucha música, una pequeña cola en el baño y gente bailando en el centro de la sala, mucha gente alrededor, saludas solo a algunos, a los que ya conoces, decides salir y te encuentras con él: El joven que dice quererte más que cualquier otra persona; sus celos resaltan en la forma de clavar su pupila en las tuyas, la chica con quién andas no le agrada, por suerte no está en aquella fiesta. Decides seguir caminando, en la parte de atrás del jardín hay aún más gente, uno que otro conocido, sacas una de las muchas cajetillas que compraste y mantienes en silencio, la gente ríe y juega entre miradas, decides subir nuevamente, entras a las mismas piezas y decides sudar un poco más, el placer de flotar entre las paredes gracias al verde combustible de las pipas improvisadas en latas te llama, te mantienes ahí, ríes en exceso, los minutos pasan y aun no terminas de sudar, bajas y te diriges a la pista de baile, un par de parejas y algunos conocidos, decides unirte; te acercas a una de las chicas, comienzas a bailar, las caderas están muy cerca, las respiraciones se oyen entre sus cabellos, sonrisas y pasos sueltos entre el mismo humo de cigarrillos que no son el tuyo, decides cambiar, te falta coraje, no eres capaz de intentar besarla por diversión, y terminas danzando con una conocida, te retiras y subes la escalera, alguien te llama, una cliente de lo que llamas arte, te encierras en una pieza con ella y al parecer su amiga, las llevas tras su cortina, abres la branula y pasas el fierro por alcohol, ella despoja parte de su ropa, tan sólo el hombro y su pecho queda descubierto, tomas el pezón y hundes de a poco la aguja, procurando que esté derecho, retiras la aguja y queda el catete de plástico, ingresas el piercing y terminas el trabajo, su pecho sangra, pero se ve complacida. Te retiras de la pieza, al parecer la noche no va tan mal, ya vas en la quinta lata de cerveza que se encuentra ya un poco tibia, decides bajar, el chico aún está ahí con sus amigas, un poco más ebrio qué al comienzo, te llama, sociabilizas con ellos y te sacas algunas fotos, de nuevo te diriges a la parte de atrás, el piso tiene más alcohol de los que había en los vasos, la casa vacía se estaba llenando de cuerpos transpirados apoyados de las paredes, los cuales ya se tambalean aún más que al comienzo. Ya no te quedan latas, tus ojos están cansados y tus movimientos exageradamente lento, hablas sin escrúpulos ni parámetros, los cigarros aun abundan y el cielo se está acabando, sales al pasillo exterior nuevamente, el chico está vomitando, te acercas y gran parte de sus amigas te increpan, él te mira con odio a medidas que vomita contra la reja, decides subir y ahorrarte el escándalo, encuentras otra habitación, la misma gente sigue fumando y la música cada vez se siente menos, te aburres y retiras pronto. Subes la escalera, y doblas a mano derecha, otra puerta, entras y encuentras a un grupo moderado, entre ellos una cama, en ella el chico de la mirada rencorosa con otro joven de rostro careciente de belleza, te mantienes ahí, hablando con los que te rodean, pasada las horas y él se retiras,  decides seguirlo para hacer la noche interesante, bajando la escalera le tomas el brazo, él se zafa de un movimiento brusco, lo llevas contra una muralla y con una mueca incomoda le increpas por qué está molesto contigo, sabiendo aun la respuesta esperas a que diga algo, te manda a la mierda con tan solo un pestañeo, decides dejarle. Al patio otra vez, el recorrido ha sido el mismo toda la noche, pero las personas son divertidas y el ambiente es grato. Ya está amaneciendo. Tomas lugar entre el suelo junto a una antigua amiga, saca vodka de su mochila, es secreto, no le digas a nadie. Ya nada pasa, todo están cayendo como moscas, tomas tu mochila y te retiras, ella junto a su pareja deciden acompañarte, aun te quedan un par de cigarrillos, aceptas y les invitas a tu casa, aún les queda vodka, tardan en recorrer las calles y llegar, los aves están despertando y el frio madrugador se apodera de las veredas, la luz tenue del despertar te irrita un poco los ojos, matas la botella junto a una bebida cola de mala calidad en copas parado en tu cocina. Abres la puerta de tu habitación, prendes un cigarro, cierras las cortinas y te dejas caer sobre la cama. Fue una noche difícil. Felicidades, superaste el último día de tu miserable año.

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