La imaginación, el único nido donde puedo divagar, y darme
el placer se pincelarle en mis brazos, acomodarla a mis labios, y retocarle
cual pintor sus obras de arte, los más hermosos detalles jamás considerados,
permite vivir de suspiros, condensarlos, y levantar los muros de una felicidad
actuada, que a momentos me acomoda más que la rutina diaria, sonrío producto de
eso, tal y como fácilmente quiebra mi rostro en una mueca de angustia, no sé,
es complejo
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